domingo, 23 de mayo de 2010

Historia de una piedra


Recuerdo una piedra que armonizaba con todo. Aquellos que la descubrían asombrados por su misteriosa y libre forma la tocaban, la observaban...y, hasta hubo alguien que atraído por su encanto la guardó para no compartirla. Sin embargo, fué el escultor el único que supo apreciar su esencia, y buscando en lo más verdadero del material, le dió forma, movimiento, ritmo, fuerza, y al final, VIDA. Llegó la fatalidad con la precipitada muerte del gran maestro, el que la supo valorar y esculpir. ¡Pobre piedra! Cayó rodando a la bahia de Baiona, la talla fué desapareciendo con la erosión del agua, el viento, y el silencio.¡Cuánto borra el silencio!. Cuándo baja la marea, la piedra emerge de las aguas para sentir la luz, el calor y el murmullo de la gente. ¿No habrá en la orilla un escultor que sepa cincelarla con delicadeza, ya que frágil y costosa de esculpir es ahora? Dónde estará el artista que pueda ver a simple vista en un canto rodado una obra de arte. Si el destino quisiera que el artista no estuviera, que la corriente la arrastre con fuerza a un remanso de aguas claras para que la puedan contemplar en su extraordinaria fuerza, y alguien diga: "¡Mira, allí hay una piedra!. Lástima, no la puedo atrapar, resbala, no se deja". Esta es la historia de una piedra de la bahía de Baiona, no es un cuento, pasea por la orilla y escucharás su lamento.
Ch Sueiro